Mayagüez





El Escudo, eminentemente colombino, recuerda y conmemora el Descubrimiento de la Isla de Boriquén, hoy Puerto Rico, por Cristóbal Colón, en el segundo de sus viajes al Nuevo Mundo, en el año de 1493. El Descubridor desembarcó en nuestra tierra precisamente por la costa occidental de la Isla, desde donde vierten sus aguas al Canal de la Mona varios ríos, entre ellos el Yagüez, del que deriva su nombre la ciudad de Mayagüez. Es éste el río cuya desembocadura se representa en el centro de la punta o parte inferior del Escudo. Dos elementos colombinos se destacan en el simbolismo del Escudo: La Carabela portadora de la Cruz, o sea, del Cristianismo al Nuevo Mundo, que constituye la pieza central del Escudo y, desplegando en el jefe, otra referencia al Descubridor: Su Escudo de Armas que, uniendo las de sus reinos principales, al propio de los Colonos, otorgaron los Reyes al primer Almirante del Mar Océano.








La Cruz ensanchada representa al Cristianismo, llevado al Nuevo Mundo por las naves de Cristóbal Colón quien, firmaba sus documentos con la frase y el signo de Cristo Ferens, es decir: El que lleva a Cristo. Las llamas de fuego representan a Nuestra Señora de la Candelaria, Patrona de Mayagüez, en atención a que el primitivo nombre de la ciudad fue Villa de Nuestra Señora de la Candelaria. Las ondas azules y blancas recuerdan también el simbolismo del tercer cuartel del Escudo concedido a Colón por los Reyes Católicos, es decir, son la representación del Océano y del Canal de la Mona que él surcó para traer a las nuevas tierras el Mensaje del Evangelio. Las ondas azules y blancas simbolizan por último al Río Yagüez y recuerdan el apelativo de Ciudad de Aguas Puras.


Himno
Letra y Música de Luciano Quiñones

Mi patria es un oasis, un jardín de gran belleza,
donde artistas y poetas se llenan de inspiración;
y tiene en el Oeste, una fulgurante estrella,
un pedacito de cielo, parte del reino de Dios.
Hoy quiero regalarle a esta ciudad de hermosura,
La Sultana del Oeste, la del sabor a mangó;
mi más lírica alabanza, mi poesía más fina y pura,
y una melodía bordada con hilos del corazón.

¡Mayagüez! ¡Mayagüez!
Ciudad de las aguas puras,
valles y montes de ensoñación,
baja cantando tu río
a tu apacible bahía
donde al fin de cada día
se acuesta a dormir el Sol.

¡Mayagüez! ¡Mi Mayagüez!
Que orgullo para nosotros tu historia es,
desde el humilde Taíno
que bautizó al Río Yagüez,
a Eugenio María de Hostos
que inmenso fue.

Eres cuna de cultura,
crisol de sabiduría,
la Virgen de la Candelaria
dotó a tus damas de gran belleza y de simpatía.
Eres el lugar perfecto,
del Paraíso el Edén;
de orgullo se hinche mi pecho
para decirte: ¡Dios te bendiga,
mi Mayagüez! ¡Mayagüez!





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