Mi patria es un oasis, un jardín de gran belleza,
donde artistas y poetas se llenan de inspiración;
y tiene en el Oeste, una fulgurante estrella,
un pedacito de cielo, parte del reino de Dios.
Hoy quiero regalarle a esta ciudad de hermosura,
La Sultana del Oeste, la del sabor a mangó;
mi más lírica alabanza, mi poesía más fina y pura,
y una melodía bordada con hilos del corazón.
¡Mayagüez! ¡Mayagüez!
Ciudad de las aguas puras,
valles y montes de ensoñación,
baja cantando tu río
a tu apacible bahía
donde al fin de cada día
se acuesta a dormir el Sol.
¡Mayagüez! ¡Mi Mayagüez!
Que orgullo para nosotros tu historia es,
desde el humilde Taíno
que bautizó al Río Yagüez,
a Eugenio María de Hostos
que inmenso fue.
Eres cuna de cultura,
crisol de sabiduría,
la Virgen de la Candelaria
dotó a tus damas de gran belleza y de simpatía.
Eres el lugar perfecto,
del Paraíso el Edén;
de orgullo se hinche mi pecho
para decirte: ¡Dios te bendiga,
mi Mayagüez!
¡Mayagüez!